Mito: explicación de tus
sentimientos y los míos.
Personajes:
-Travis (Dios de la
Tierra)
- Feki (Dios del
Agua)
-Wata (Dios del
Fuego)
-Krone (Diosa del Aire)
Lugar: En el Mundo.
Época: Al principio de los Mundos.
Al
principio de los tiempos el mundo estaba habitado por los cuatro dioses
elementales: Travis, Feki, Wata y Krone, dioses de la tierra, agua, fuego y
aire respectivamente.
Los
cuatro tenían reinos enormes. El de Travis abarcaba todas las montañas del
planeta, el de Feki se extendía por todos los océanos y ríos y solía frecuentar
las profundidades marinas, el de Wata se situaba en el interior de la tierra y
las bocas de los volcanes eran las diferentes puertas que presentaba su reino y
el de Krone abarcaba todo el firmamento y su base se hallaba en una extensa
nube en la que vivía sola.
Krone
era una diosa muy juguetona y todos los días descendía de su nube para
relacionarse con los otros dioses. Entre ellos vivían en completa armonía pero
también en soledad, pero la única que se percataba de esa soledad era Krone, ya
que solamente ella poseía sentimientos. Les hablaba a sus amigos dioses mucho
sobre esas sensaciones que tenía pero ninguno le comprendía.
Un día
como otro cualquiera, Krone estaba descansando en su nube, observando el
firmamento y planteándose cuestiones sobre la neutralidad emocional de los
dioses cuando de repente percibió una tremenda colisión contra algo.
La nube
se había estrellado con el pico de una enorme montaña y sin poder hacer nada
para evitarlo, la nube estalló en mil gotitas y con esta, el reino entero y
Krone, a la que se le mojaron y se le desprendieron rápidamente las alas, calló
también colina abajo y se estrelló contra el suelo.
Los
demás dioses al escuchar el tremendo estruendo fueron apresuradamente a la
montaña para ver que sucedía y se encontraron el cuerpo de Krone roto en mil
pedazos. El único órgano que quedaba completo era su corazón.
Como
aterrorizado pero sin sentir temor alguno, Feki se dispuso a recogerlo del
suelo para limpiarlo y en ese precioso momento salió el primer rayo de sol que
deshizo el corazón y lo fundió con el agua que desprendía de sus manos.
El
corazón mezclado con el agua se filtró en la tierra y al poco tiempo brotó de
esta millones de bolitas rojas con forma de huevo.
Los
dioses decidieron no moverse hasta descubrir que contenían aquellos extraños
huevos y su espera duró nueve largos meses, hasta que eclosionó el primer
huevo.
Expectantes
observaron que lo que salía del huevo era una figura parecida a ellos, como de
un ser carnal, pero tenía algo diferente.
No
tenía alas, en su defecto tenía dos extraños huesos que llamaron omóplatos y
dedujeron que sin alas no podría llegar nunca a ser un ser inmortal ya que no
podría llegar al cielo como ellos y sin alcanzar ese nivel no podría sobrevivir
mucho tiempo.
Llegaron
entonces a la cuenta de que era mortal y que al ser un ser que tenía que morir
tarde o temprano, al igual que Krone, poseerían también esa cosa tan extraña de
la que ella les había hablado: los sentimientos.
Nació así el primer humano y con el todos los extraños sentimientos que
tenemos hoy en día.
Ruymán S.R.
2012-2013
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