miércoles, 29 de abril de 2009

La Isla de San Borondón

San Borondón y Jasconio

Según la Navigatio Sancti Brandani, Brandán tuvo noticia de su existencia a través del relato de otro monje. Intrigado, decidió construir un curragh y partir hacia Occidente en compañía de diecisiete monjes.
Tras quince días de navegación arribaron a una isla en la que fueron recibidos por un perro que los guió hasta una villa despoblada. Allí permanecieron durante tres días, encontrando siempre comida preparada para ellos, aun cuando fueron incapaces de ver a una sola persona. Las siguientes estaciones fue la Isla de las Ovejas y la que posteriormente sería conocida como Isla de San Brandán: Era una ínsula completamente desprovista de vegetación en la que decidieron encender una hoguera para calentarse. Cuando se sentaron en torno al fuego se estremecieron al comprobar cómo la isla comenzó a moverse. Se dirigieron precipitadamente hasta su barco y se alejaron precipitadamente de ella. Se trataba, en realidad, de la ballena gigante Jasconius.
La siguiente etapa del viaje transcurrió en el Paradisus Avium (Paraíso de los Pájaros), habitada por pájaros de todo tipo que se unieron a los monjes en sus oraciones.


San Borondón La Palma

Vueltos a la mar, navegaron durante tres meses hasta que, exhaustos, alcanzaron una isla habitada por monjes que habían realizado un estricto voto de silencio, y que habían residido allí durante ochenta años, sin padecer enfermedad o desgracia alguna. Tras el abandono de este lugar llegó la prueba más terrible que tuvieron que afrontar San Brandán y sus compañeros: El paso del infierno. Monstruos sin número se acercaron a la nave escupiendo enormes ráfagas de fuego. Los monjes reemprendieron el rumbo a toda prisa pero a pesar de todo no pudieron evitar que uno de ellos fuera devorado por una de esas criaturas.

Su viaje prosiguió, y la siguiente etapa tuvo lugar junto a un enorme pilar de cristal que tardaron casi tres días en bordear, a través de un mar lleno de niebla. Finalmente alcanzaron la frontera de la Tierra de la Promisión, donde fueron recibidos por un hombre que les desaconsejó continuar. Así hicieron y regresaron a Irlanda, lugar donde Brandán murió poco después de su llegada.


De esta leyenda se conocen hasta tres versiones:


1) la versión màs clásica es la que cuenta que San Brandán recibe la visita de un hermano de religión, San Barinto, que le habla de la existencia de un paraíso terrenal visitado por él. San Brandán emprende su Búsqueda a tráves del Oceano con catorce monjes y después de cuarenta días tropieza con la islas como lade los carneros, la de los pájaros, etc.., y en una de ellas , que resultó ser una ballena, celebra la Pascua de Resurrección. Entre las islas visitadas hay una , rocosa, con lavas y cíclopes, que llama Isla del Infierno .Trascurridos siete años regresa al monasterio de onde había partido.


2) Versión gaélica: es similar a la anterior en líneas generales, pero la idea del Paraíso terrenal le surge al santo en un sueño en el que un ángel se lo promete.


3) Versión sajona: San Brandán arroja a la hoguera un libro que contiene la narración de maravillas sin cuento. El señor le castiga imponién dole la tarea de volver a escribirlo, después de ivir las mismas aventuras maravillosas que había estimado falsas.


El nombre del monje irlandés ha sufrido muchas variantes: San Barandán, San Brandán, San Blandán, etc,, y en el ámbito de Canarias se transformó en San Borodón. Tan fuerte era la creencia en el relato de este monje que a fines del siglo xii empezó a aparecer en los mapas una isla de San Brandán, como, por ejemplo, en el planisferio de Hereford y en el discario de Ebstorf. Otros mapas medievales que la dibujan son el de Pizzigano(1367) , al oeste de irlanda: Toscanelli(1476) , al este de Cabo Verde; Bianco , al norte de madeira; Behaim (1492), al suroeste de las Canarias. Otas denominaciones que ha tenido esta isla son Encubierta, Non Trubada, Encantada, la Perdida, y Aprositus eInaccesible. Testigos oculares de alta alcurnia, como prelados, religiosos, capitanes, escribanos y doctores, así como numerosos campesinos y marineros, han alegado haberla visto en el espacio insular de nuestro archipiélago. Se creyó tan firmemente en su existencia que se llevaron a cabo múltiples expediciones para su descubrimiento, como las de Fernando de Troya y Fernando Álvarez en (1526), siendo la última , que se sepa, la ordenada por el Capitán General de Canarias, Juan de Mur y Aguirre en 1721.


Detalle de la Leyenda de San Borondón Oxford, siglo XII


Explicación del mito:

En determinadas condiciones atmosféricas, la isla, según los científicos, sigue apareciendo de vez en cuando e, incluso, se la ha llegado a fotografiar, como pretendió el ABC de Madrid el 10 de agosto de 1958. Lo cierto es que actualmente se la considera una ilusión óptica y un efecto de refracción de la luz. Al decir de algunos, se trataría de un reflejo de la isla de La Palma con las naturales de deformaciones que sufren los objetos al ser reflejados en ciertas condiciones atmosféricas: mayor temperatura de las aguas que en la atmósfera , horizonte despejado y soplo de determinados vientos.




Plan de las Afortunadas Islas del Reino de Canarias. Anónimo C. 1765

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