miércoles, 29 de abril de 2009

ATLÁNTIDA


Timeo 24d-25d. El imperio de la isla Atlántida y su destrucción


Numerosos y grandiosos han sido los hechos de vuestra cuidad, aquí escritos, que causan admiración: pero de todos ellos hay uno que sobresale por completo en importancia y mérito. Efectivamente nuestros escritos cuentan cómo vuestra cuidad aniquiló en una ocasión una fuerza que marchaba con soberanía sobre toda Europa y Asia juntas, tras partir desde fuera, desde el mar Atlántico. Entonces aquel mar se podía atravesar, pues tenía una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis, según decís, columnas de Heracles. LA isla era mayor que Libia y Asia juntas, y desde ellas era posible para los que viajaban en ese tiempo acceder a las otras islas. Desde ellas se podía pasar a todo el continente que esta justo enfrente y rodeaba aquel verdadero océano. Esa parte, que quedaba dentro de la desembocadura de la que hablamos, parece que tenía un puerto estrecho y que servía como entrada. Aquello era realmente un mar, y la tierra que lo rodeaba podría llamarse con tal precisión continente. En esta isla isla Atlántida se formó una grandiosa y admirable potencia integrada por reyes que dominaban toda la isla, otras más y algunas zonas del continente. Además de esto gobernaban sobre los que vivían en el interior de Libia hasta Egipto, y de Europa hasta Tirrenia. toda esta potencia, tras concentrarse en una sola, intentó en una ocasión esclavizar vuestra tierra, la nuestra y la que está situada dentro de la desembocadura en un solo ataque. fue entonces, Solón, cuando la fuerza de vuestra ciudad llegó a ser manifiesta a todos los hombre en virtud y poder. Pues aventajó a todos en coraje y en el arte de la guerra; en algunos momentos estuvo al frente de los griegos, en otros, ella misma se quedó sola por necesidad cuando los otros se apartaron. estuvo expuesto a los peligros mas extremos, erigió un trofeo tras vencer a la atacantes. Impidió que fuesen echo esclavos los que aún no lo eran, y a todos los otros, los que vivimos en el interior de las columnas de Heracles, los liberó generosamente. En el tiempo siguiente sobrevivieron un violento seísmo y un cataclismo; sucedió durante un día y una noche terribles, y toda vuestra casta guerrera se hundió bajo la tierra, y la isla Atlántida tras hundirse de igual manera bajo el mar, desapareció. Por ello ahora el mar de allí es inaccesible y desconocido, teniendo como obstáculo el lodo de muy poca altura que la isla asentada produjo".


6) Critias 113b-115c. Atlas recibe la Atlántida. Descripción geográfica

Hacia el mar, justo en el medio de la isla, había una llanura de la que se dice que era verdaderamente la más bella de todas y muy excelente por sus cualidades; en ella, a su vez, había en el medio una montaña de poca altura en todas sus partes que distaba 50 estadios. En ella vivía uno de los hombres que había nacido allí de la tierra, su nombre era Evenor, y vivía con su esposa Leucipe. Sólo tuvieron una hija, Clito. Cuando la chica le llega ya la edad de tomar esposo, su padre y su madre mueren, y después de haberla deseado Poseidón se une con ella; éste se para con círculos la colina en la que vivían, y la deja bien cercada haciendo anillos alternos de agua y tierra, de mayor y menos tamaño, dos de tierra, tres de mar a partir del centro de la isla, teniendo todos la misma distancia por todas partes, de manera que era inaccesible para los hombres.
Cómo era un dios él mismo arregló fecilmente la isla que estaba en el medio, llevó dos fuentes desde la tierra hasta la parte superior, una fluía caliente desde la fuente, y la otra fría, y repartió suficiente comida variada de la tierra. Engendró cinco generaciones de gemelos varones y los crió; tras dividir toda la isla Atlántida en diez partes asignó al que había nacido en primer lugar de los más viejos de la casa materna y la zona que la rodea, la mayor y mejor, y a este lo nombró rey de los otros, a los otros gobernadores, y dio a cada uno el gobierno de muchos hombres y el territorio de una gran región. A todos les puso un nombre, al mayor y rey, ese nombre a partir del cual toda la isla y el mar, llamado Atlántico recibe su denominación, porque el primero en reinar se llamaba Atlas; el gemelo que nació después de éste y que le había correspondido como parte suya el extremo de la isla cerca de las columnas de Heracles hasta la región llamada ahora en ese lugar Gadírica, lo llamó Eumelo en griego, pero en la lengua local Gadiro, el cual suministró probablemente el nombre a la región. A los que nacieron en segundo lugar los llamó Anferes a uno, y al otro Evemo. De los nacidos en tercer lugar al primero lo llamó Mneseo, y al otro Autóctono; de los cuartos, al primero el Elasipo y Méstor al siguiente. De los quintos llamó al que nació en primer lugar Azaes y al otro Diáprepes.Todos ellos y sus descendientes vivieron aquí durante muchas generaciones gobernando muchas islas del océano, incluso como se dijo también antes, extendiendo su poder hasta esta zona interior, hasta Egipto y Tirrenia.Debido a su poder conseguían muchas cosas provenientes de fuera; sin embargo, la isla les proporcionaba la mayor parte de las cosas necesarias para vivir, primeramente, cuando es extraído del suelo por la minería, era sólido y fusible, y lo que ahora únicamente se nombra -entonces era más que un nombre, el oricalco, extraído de muchos lugares de la isla, y el más preciado por los de entonces con la excepción del oro- y cuanto proporcionan los bosques para el trabajo de los carpinteros,todo lo producía abundantemente y, además, alimentaban una gran cantidad de animales domésticos y salvajes. La especie de los elefantes era muy numerosa. Para los demás animales había alimentos, para los que comen en los pantanos, lagos, ríos, montes y llanuras, para todos había suficiente, incluso para ese animal que por naturaleza es el mayor y un gran devorador. Además de esto, todo lo aromático que ahora la tierra cría, raíces, hierbas, madera, jugos destilados de flor o de fruta, lo producía y criaba correctamente; incluso el fruto cultivado, el seco, que nos sirve para las comidas y cuantos utilizamos para comer -llamamos a todas sus variedades legumbres- y lo que es fruto de los árboles, que produce bebida, comidas y aceite, y que resulta difícil de conservar debido al placer y diversión que genera, el fruto de los árboles frutales y los postres sabrosos que servimos al fatigado para exhortarlo a que se sacie. Tendieron Puentes en los anillos de mar que estaban alrededor de la antigua metrópolis haciendo un camino que comunicaba la parte de fuer y la residencia real. Desde el principio hicieron rápidamente el palacio real en la misma residencia del dios y sus descendientes, y al recibirlo uno del otro, arreglaba cada uno lo que estaba arreglado y, así, aventajaba siempre al anterior, hasta que hicieron que por la grandeza de las obras la residencia fuera algo digno de ver. Empezaron haciendo un canal desde el mar de tres pletros de ancho, cien pies de profundidad, cincuenta estadios de extensión, hasta el anillo más exterior, y allí hicieron, como en un puerto, el punto de encuentro del mar con aquel, con una entrada al puerto apropiada para dar acceso a las naves más grandes. Además de esto, abrieron los anillos de la tierra que se interponían en los del mar conforme a los puentes en tamaño justo para que pudiera atravesarlo un trirreme y cubrieron la parte superior de manera que el pasaje de los barcos pudiera estar en la parte inferior, pues los bordes de los anillos de la tierra poseían una altura que sobrepasaba el mar.


9) Critias 118e- 119b. Organización militar.


Está fijado que en cuanto al número cada parte del territorio (de la isla central, sede del palacio real) proporcionara un jefe de entre los hombres útiles que había para la guerra en la llanura; la extensión de cada parte era diez veces diez estadios, mientras que todos hacían un total de sesenta mil. Se decía que el número de hombres de las montañas y de las otras partes de la región era infinito, y que todos estaban repartidos en esos lugares con sus jefes cada uno según el lugar y la aldea. Estaba decretado que el jefe proporcionara para la guerra la sexta parte de un carro de guerra hasta llegar a diez mil carros, dos caballos y jinetes, incluso una pareja sin carro de guerra, un soldado a pie provisto de un pequeño escudo, un conductor para los 2 caballos juntos con el jinete, dos hoplipas, arqueros y honderos, dos de cada uno, soldados con armamento ligero y lanzadores de piedras, tres de cada uno, y cuatro marineros para un contingente de mil doscientas naves.


Critias 117e-118e. Descripción física del resto del país.

Primeramente, se decía que todo el lugar era alto y escarpado desde el mar, y que toda la llanura situada junto a la ciudad que rodeaba y estaba, a su vez, envuelta hasta el mar por monte, no tenía apenas relieve, era lisa, muy alargada, de tres mil estadios por un lado, y dos mil en el centro, subiendo desde el mar. De toda la isla éste era el lugar orientado hacia el Noto, opuesto a la osa mayor y resguardado del viento del norte. El trabajo de la naturaleza y de numerosos reyes durante mucho tiempo hizo la llanura del siguiente modo. Era un cuadrado muy recto y largo y cuanto le faltaba para serlo, lo completaron cavando una fosa a su alrededor. La profundidad, ancho y extensión escogida de esta resultaron ser tan grandes al compararla con otros trabajos, que se convirtió en algo increíble pues era un producto del ser humano; con todo, he de contar por lo menos, lo que escuchamos: La profundidad era de un pletro, el ancho en todas sus partes un estadio, y su extensión resultó ser de diez mil estadios, al haber sido excavada alrededor de toda la llanura. La fosa recogía las corrientes que bajaban desde las montañas y rodeaban la llanura, y cuando había alcanzado la cuidad por los dos lados, dejaba fluir allí la corriente del mar. de la parte superior salían unos canales rectos de cien pies de ancho que cortaban la llanura hasta la fosa que desembocaba en el mar. Cada uno distaba del otro cien pies; de este modo bajaban antes las maderas de la montaña hasta la cuidad y transportaban en barco los otros productos propios de cada estación, pues había hecho paso transversales entre los canales que llegaban hasta la cuidad.



Critias 119b_120d. La forma del gobierno

El gobierno y las relaciones mutuas de éstos(los reyes) se establecían según las indicaciones e Poseidón, según la ley se los había transmitido y según los documentos escritos por los primeros en una columna de oricalco que estaba situada en el centro de la isla, en el templo de Poseidón, donde se reunían el el quinto año, aveces en el sexto alternativamente, dedicando el mismo tiempo al asunto que era conveniente como el baladí; cuando se reunían, estudiaban los asuntos comunes e indagaban si alguien había transgredido las leyes, y lo juzgaban. Cuando se disponían a juzgar, daban primero estas pruebas de lealtad entre sí. Tras dejar sueltos a los toros que habían en el templo de Poseidón, y al ser ellos únicamente diez, suplicaban al dios que cogiera al animas que le agradara, y sin hierro lo cazaban, con palos y cuerda;al toro que cogían lo llevaban junto a la columna y lo mostraban en la parte más alta de ésta conforme a los documentos escritos. Después de sacrificar y presentar a la divinidad todos los miembros del toro conforme a sus propias leyes, llenaban una cratera y echaban en ella un coágulo de sangre en nombre de cada uno de ellos, y el resto lo echaban al fuego tras haber dejado limpia la columna. A continuación extraían sangre de la cratera con vasijas de oro y vistiéndola sobre el fuego juraban juzgar de acuerdo con las leyes de la columna y sancionar si antes alguien había cometido alguna falta, y después de eso no transgredir de forma voluntaria los documentos escritos en nada, ni gobernar, ni someterse a un gobernante salvo que ejerciera el poder según las leyes del padre. De noche, cuando habían apagado todo el fuego que rodeaba el templo, se les juzgaba y juzgaban si alguno acusaba a uno de ellos de haber faltado en algo. Tenían muchas otras leyes particulares sobre las atribuciones de cada uno de los reyes, pero lo más importante era no llegar nunca a las armas entre ellos mismo y prestarse ayuda mutua si alguna vez alguno de ellos se atreviese a aniquilar el linaje real de alguna ciudad, deliberando en común, como los de antes, las resoluciones sobre la guerra y otros asuntos y dándole el mando a la estirpe atlántica

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