miércoles, 18 de noviembre de 2015

El eclipse

El Eclipse.

Personajes:
Zactum: Dios del universo, del Sol y la Luna, de las estrellas y de algunos planetas.
Elea: Mujer de Zactum, diosa del los océanos.
Solum: Hijo de Zactum y Elea, heredero del Sol.
Lumix: Hermana de Solum, heredera de la Luna.

Época: 2.500 a.C.

Explicación: Por qué sucede el eclipse cada cierto tiempo.

Zactum, dios del universo, dueño del Sol y la Luna, de las estrellas y de varios planetas, se casó un día con la diosa Elea, diosa de los océanos. Ambos, años después, tuvieron dos hijos, Solum y Lumix que eran mellizos, y se peleaban constantemente desde siempre.
Zactum, cuando sus dos hijos se hicieron mayores le cedió, a cada uno, dos de las posesiones que él tenía. A Solum le dió el Sol, le convirtió dueño de él para siempre; en cambio, a su hija Lumix, le cedió la Luna, ya que siempre estaba soñando y le encanta la noche, la luna y las estrellas.
Solum y Lumix, que nunca se habían llevado bien, ahora tenían un trabajo en el que se tenían que poner de acuerdo los dos para que hubiera día y noche, tenían que organizarse y salir uno primero y el otro después. Esto no les gustó nada, podían haber rechazado el regalo de su padre, ya que esto lo sabían, pero aun así lo aceptaron. No les hacía ninguna gracia tener que compartir el universo, que hubiera día y noche, ya que cada uno prefería lo que tenía, uno el día, con el Sol, y la otra la noche, con su Luna.
Esto provocó grandes peleas y luchas entre los dos todos los días, entonces un día su padre, cansado de todas las peleas que tenía que aguantar entre ellos y triste, ya que él les dió el Sol y la Luna para ver si de alguna manera podrían llevarse bien y actuar como hermanos, trabajando junto, decidió acabar con esto de una vez.
Estaba angustiado pero a la vez muy pero que muy enfadado ya que veía que cada vez se peleaban más y peor, con grandes luchas provocando así una inestabilidad en el cielo, en el que había noche y día a cada momento, porque ellos no querían ponerse de acuerdo. Zactum, acudió a un hechicero para solucionar este problema que causaba tanto mal, tanto en el lugar donde vivían, como en su familia, le pidió que cada uno solo pudiera salir de la casa cuando le perteneciera, es decir, Solum solo podría salir por el día, con el Sol y controlando en ese espacio de tiempo el cielo, y Lumix por la noche, controlando la Luna y las estrellas, así nunca coincidirían y jamás volverían a pelearse.
A pesar de que a Zactum y a su esposa Elea les hacía mucho daño esta situación, tenían que hacerlo, por el bien de los ciudadanos y de la propia familia, pero había un inconveniente, el hechicero hizo caso a las órdenes del Dios Zactum pero tenía un lado negativo, cada cuatro años ellos coincidirían a la misma hora en el cielo, provocándose así otra vez esas luchas que siempre había habido, uniéndose una vez más el Sol y la Luna en el cielo.
                                                                                              Jennifer M. L.
                                                                                                

martes, 17 de noviembre de 2015


El      ORIGEN
de la música



Personajes: Ashe (dios), Almeida (madre de Ashe, diosa), Efreón (padre de Ashe, dios), Melisa (Sirena)
Época: Varios siglos atrás.
Lugar: Península de Lira, (Islas Parmese)


La música es un lenguaje universal, que se cree incluso que existió antes que el propio lenguaje hablado. No hace falta formación para entenderla.
Según la definición tradicional, se considera el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación de sonidos y silencios, utilizando principios fundamentales como la armonía, melodía, y el ritmo.

Partiendo de esta base, nos situaremos en la línea espacio-temporal, concretamente en un punto que abarca varios siglos posteriores al contemporáneo, cuando los dioses dominaban la tierra y sus criaturas.

En la península de Lira, al norte de las conocidas islas Paramese, un joven Ashe, hijo de los dioses Efreón y Almeida, pasea, como de costumbre, junto a la orilla del mar.

Ashe, era un dios un tanto excéntrico en comparación al resto de dioses del Olimpo, pues siempre le llamó más la atención el mundo de los humanos y las criaturas mágicas que habitan escondidas en él, que el propio mundo de las deidades, donde solo hablan de dotes, atributos, cualidades o cualquier tema insustancial para él. Y claro, Ashe no tenía ningún don especial.

Avergonzado por no saber hacer nada espectacular, como Fleemo, el dios del fuego, o Alia, la diosa de la sabiduría, se marcha a la tierra, donde nadie puede reírse y burlarse de él.

Pasaba la mayoría del tiempo deleitándose de su belleza natural, cosa que sí le fascinaba e interesaba, como el cielo, los mares, las tierras y parajes, el día y la noche, los cambios de estaciones, que hasta le llegó a decir a su madre, Almeida, que quería irse a vivir allí, a lo que ella, enojada, le contestó que él era un ser superior que debería vivir con el resto de divinidades.

Su madre no sabía apreciar la belleza de la tierra, pensó. Y se puso a pensar en las ninfas que había visto aquella mañana en el bosque.

Cae la noche y, mientras observaba cómo el horizonte fundía la oscuridad del cielo, presidido por la hermosa y blanca luna llena y el mar, sentado en una roca, visualizó algo inusual que salía de las aguas.
Al principio creyó que era algún tipo de pez, pero tras entonar varias veces sus ojos, divisó una cabellera casi blanca como la misma esfera blanquecina para luego, toparse con los orbes azules más bonitos que había visto en su vida. Era una sirena. Nunca había visto una tan bella como aquella.

La sirena, se acomoda en un risco y comienza a emitir una melodía, que embelesa completa y absolutamente al joven Ashe. En toda su existencia, no había visto y oído nada igual. Y juró que se había enamorado de aquella criatura.
Desde entonces, la escucha todos los días, todas las noches, enamorándose cada vez más de su belleza y de su hermosa melodía, hasta que un día, la deidad, que se halla contemplando a la sirena a hurtadillas, se acerca para confesarle su amor. Pero ella, se percata de la presencia de Ashe, deja de cantar y se zambulle nuevamente en el mar.

Ashe, apenado y lamentándose por haberla asustado, espera paciente a que vuelva a aparecer, pero pasan días e incluso semanas y aquella hermosa criatura no vuelve a emerger del agua.


El joven dios, desesperado, le suplica a su padre, Efreón, que mande a alguno de sus mensajeros a buscarla. Sin embargo, el robusto eterno, se niega ya que al igual que su esposa, detesta que su hijo pase más tiempo embobado en la tierra que en el reino de los dioses.
Ashe incluso, le obsequió a Afrodita una hermosa orquídea que había robado de un prado para que ella le ayudase, no obstante, la diosa, que está muy ocupada con otros asuntos, le da sin más explicación, unas cuerdas revestidas de oro y un trozo de madera, que a Ashe le parecen inservibles. ¿Qué pretende Afrodita que haga con eso?

A punto de perder la cordura, Ashe permanece sentado en su roca de siempre, albergando la esperanza de que la sirena apareciera con sus cantos. Y la espera, juguetea con las cuerdas que le dio Afrodita. Las coloca estratégicamente en la base de madera y pasa, inconscientemente sus dedos por las tensas correas. Impactado, se da cuenta de que han emitido un sonido muy bonito, y, sin saber muy bien lo que hacía, vuelve a hacerlo, esta vez creando una sintonía. Sonríe satisfecho y sigue produciendo con sus dedos una bella melodía que llamó canción. Y, cuando el joven menos se lo espera, su amada criatura mágica sale del agua y le observa, fascinada por el sonido que emitía aquel instrumento hecho por él. Éste se remueve en la piedra y toca otra melodía, más suave, para de algún modo, demostrarle su amor a aquella bella sirena, que encantada, canta junto a él.
Y así fue como Ashe se convirtió en el dios de la Música, junto a su amada sirena, Melisa. Y se originó la música que nos ha llegado a nuestros días.

Davinia A.P.

martes, 10 de noviembre de 2015

Origo vitae

Personajes:
  • Daphne: Diosa del Universo y el cielo.
  • Sira: Diosa de la naturaleza y el oxígeno y hermana de Dafne.
  • Ziran: Dios del agua y de los frutos, pareja de Sira.
  • Naidi: Diosa de la vida e hija de Sira y Ziran.
  • Davy: Dios de los Planetas y pareja de Naidi.

Época: Año 3800 a.c.
Lugar: El Universo.

Sira y Ziran eran una pareja tormentosa la cual afectaba de mala manera a todo el que habitaba el universo. Ya que era de conocer que Ziran tenía muchísimos romances fuera de la relación conyugal que tenía con su esposa, a lo que Sira respondía con unos celos tan enfermizos que dejaba semanas y semanas sin oxígeno al resto de dioses, estos como es de esperar no reaccionaban nada bien a la respuesta de Sira y siempre intentaban separarlos con diferentes métodos, cosa que no funcionaba porque aunque Sira odiaba que Ziran traicionara su confianza y su relación, ambos compartían lo que Sira consideraba más importante por encima de todo, su hija Naidi, la cual sentía un absoluto amor por su padre, Sira era buena conocedora de que si se separaba del padre de esta, Naidi podría caer en una depresión tan grande que sería capaz de acabar con la vida de todo ser divino e incluso con ella misma.
Por este motivo sus padres cuidaban muy mucho que Naidi se enterara de lo que todos los demás sabían esto lo lograron prohibiéndole salir de casa sola.
Ziran y Sira pudieron lograr durante bastantes años esta tarea nada fácil dado que la niña siempre intentaba camelarse a sus padres, hasta que un día una de las canitas al aire de Ziran se produjo con Daphne, la hermana de Sira, quien llevaba toda su vida enamorada en secreto del marido de su hermana.
Daphne sabía perfectamente que el único motivo por el que estos no se separaban definitivamente era por su sobrina, Naidi, y la idea de que estuvieran tan cerca de una ruptura pero nunca llegara a suceder la atormentaba, ella como diosa del universo y tía de Naidi sabía cuales podían ser las consecuencias si su sobrina se enteraba de todo, e incluso se sentía mal por haberlo hecho eso a su hermana. No obstante se escudaba en el amor que ella sentía y en las incontables veces que Sira había dejado tantísimo tiempo sin oxígeno a todos.
En el décimo séptimo cumpleaños de Naidi, ella pidió poder ir a dar una vuelta a solas como regalo de cumpleaños, a lo que sus padres le negaron, en ese momento apareció Daphne y les convenció de que la dejaran ir, que ella la vigilaría de lejos y se encargaría personalmente de que no se acercara demasiado a nadie, a lo que Sira y Ziran accedieron, ingenuos de lo que eso conllevaría.
Daphne aprovechó ese momento para desterrarla todo lo posible de su casa, ya que si ella no estaba su hermana y cuñado no tendrían por qué seguir juntos. Sin embargo Davy un apuesto joven de unos dieciocho años que deambulaba por ahí fue testigo de la escena, y fue de inmediato a contárselo a los padres de Naidi para que la rescataran.
Tras ser rescatada, quiso pasar lo que le quedaba de cumpleaños con Davy a modo de agradecimiento, y sus padres accedieron.
Desde que ambos se vieron cara a cara quedaron prendados el uno del otro, los jóvenes empezaron entablar una interesante conversación acerca de las funciones divinas de cada uno, sus hobbies, y antes de lo que esperaban floreció el amor por parte de ambos. Sin embargo hubo un momento en el que se produjo un silencio incómodo, y a Naidi se le ocurrió llenarlo comentándole  a su compañero que ese día era su cumpleaños, Davy se sintió avergonzado por no tener nada que darle y se le ocurrió crearle un planeta para ella sola, en el que pudiera jugar creando lo que se le ocurriera u ocultarse si se sentía en peligro en algún momento.
Naidi halagada por este regalo quiso tener el detalle de concederle ser el dios de su planeta, La Tierra, pero también quiso que cada uno de sus familiares aportara algo a este regalo de cumpleaños, su madre le concedió la naturaleza y el oxígeno que esta ofrecía, su padre el agua y los frutos, su tía completamente arrepentida de su anterior comportamiento le brindó un cielo con una atmósfera que protegiera el planeta al contrario de lo que lo que había hecho ella con su sobrina, cuando tuvo todos estos obsequios de sus familiares salió a dar otro paseo con Davy alrededor del universo estos fueron acercando posturas, se miraron fijamente y materializaron su amor en un profundo beso entre ambos mientras cada uno de ellos sostenían

La Tierra en medio del universo, fue entonces cuando se produjo el mejor regalo que podían ofrecer ambos a su planeta, la vida.

Haridian R. S.
EL ORIGEN DE LAS PIEDRAS PRECIOSAS
Personajes:
Gea: Diosa de la tierra
Roumpíni: Tribu guerrera de ojos rojos como la sangre de sus enemigos, y el pelo teñido con esta.
Zafeíri: Tribu comerciante de ojos azules, como el mar que surcan, al igual que su pelo de distintos tonos de azul.
Smarágdi: Tribu encargada del cuidado de la tierra, con ojos verdes como la hierba, y pelo cambiante según la estación.
Diamánti: Tribu pacífica, la cual se encarga de la política del lugar donde habitan, ojos blanco puro como su mente, y el pelo transparente como sus ideas.
Agonas: Diosa de la guerra
Época: 50000 a.c
Lugar: isla Kósmima, en algún lugar del mar Atlántico.
Qué explica: El origen de las 4 piedras preciosas: El rubí, el zafiro, la esmeralda y el diamante.

Hace muchísimos años existió en el mar Atlántico una isla de gran belleza, tanto en flora como en fauna, en ella también habitaban distintas tribus encargadas cada una del cuidado de la isla. Los de la tribu de los Smarágdi se encargaban de la agricultura, el cuidado de las plantas y los animales para las demás tribus, eran los que más contacto tenían con la naturaleza y eso se veía en sus rasgos, principalmente en su cabellera, la cual tornaba de color según la estación del año: En primavera tenían un color verde hierbabuena, en verano su color se aclaraba con los rayos del sol y se volvía de amarillo por la intensidad de estos. En otoño su pelo empezaba a perder lustre y tornaba pues a marrón, por último en invierno adoptaban un tono blanquecino con la llegada de la primera nevada. Lo único que no cambiaba de ellos eran los ojos, de un intenso verde en representación a la naturaleza que tanto amaban.
Los Roumpíni, por otro lado, eran la tribu guerrera de la isla. Muy territoriales y agresivos, luchaban sin cesar y mataban a cualquier invasor de su tierra. Cabe destacar que desde muy jóvenes eran entrenados en el arte de la guerra, tanto niños como niñas, con todas las armas conocidas y todas las técnicas de lucha. A pesar de ser salvajes también eran muy inteligentes si se trataba de tácticas de lucha. Todos nacían con el color de la sangre de su familia en los ojos y la de los enemigos derrotados en el pelo.
Más metidos en los temas de comerciar con otras islas, estaban los Zafeíri, ellos navegaban por las distintas islas cercanas para conseguir distintos alimentos o animales necesarios para los Smarágdi, además de las telas y objetos propios de Kósmima. Sus ojos eran como el azul del mar por el que navegaban y su pelo era también de distintos tonos de azul, desde el más claro, del mar en calma, hasta el más oscuro, del mar en tormenta.
Por último, pero a la vez, los más importantes, eran los Diamánti, quienes conseguían la paz entre todas las tribus y se encargaban de los asuntos importantes que acometían en su isla, tenían una mente y personalidad tranquila y sosegada, ya que eran educados desde muy jóvenes en política y diferentes ciencias. Tenían los ojos blancos, pero no eran para nada faltos de visión a la hora de decidir algo de suma importancia, su pelo era negro como el carbón en su nacimiento, y con el paso de los años iba adquiriendo una tonalidad nívea y pura como sus ideas.
En esa isla hubo paz duradera muchos años con ese sistema social, cabe destacar que los habitantes de esta isla no adoraban a ningún dios, pero eso no significaba que no se fijaran éstos en ella. Muchos dioses informaron de la presencia de la isla a los griegos, y estos decidieron investigar por qué era tan interesante, estando en medio del mar y casi sin comunicaciones. Tras varios días de viaje, cuando los griegos llegaron, se quedaron muy sorprendidos por los que vieron sus ojos, principalmente por los rasgos físicos que presentaban. Los Diamánti, para evitar un conflicto con los griegos, convocaron una reunión con los jefes de cada tribu. Pero, por desgracia, los Roumpíni los veían como una amenaza inminente y decidieron atacar las naves. Destruyendo así varias aldeas de Zafeíri y Smarágdi. Muchos huyeron a las montañas para evitar más muertes.
Los griegos eran tan poderosos que ni siquiera los Roumpíni podían con ellos, los que consiguieron escapar con vida del fragor de la batalla, se refugiaron también en las montañas. Uno de los Diamánti explicó, como un último recurso, recurrir a algún dios ya que los griegos adoraban a muchos, y ellos también podían intentarlo para que pararan la barbarie que estaban cometiendo en su isla. Rogaron a Agonas, al ser la diosa de la guerra, que parara el conflicto, esta se negó argumentando lo siguiente:
-Yo no os ayudaré con vuestro conflicto. Habéis recurrido a nosotros como unos cobardes cuando vuestro paraíso se ha destruido.- Explicó en las cabezas de todos los habitantes, ya que ni siquiera quiso aparecer ante ellos.- Mereceis lo que os pase y más.
Todos empezaron a temer por sus vidas cuando los griegos empezaron a avanzar por las montañas. Rogaron a todos los dioses que se le ocurrieron y lloraban de miedo, sus lágrimas cayeron en la tierra y conmovieron a Gea, está al saber lo que había pasado en la isla y que ningún dios quiso ayudarlos por no haber creído en ellos, se apiado de ellos, y en un acto de buena voluntad por parte de la diosa creadora de la tierra, la diosa fusionó a los aldeanos de la  isla con las rocas de la montaña.
Cada uno se convirtió en una hermosa gema: Los Roumpíni se convirtieron en gemas rojas, que más tardes serian conocidas como rubis. Los Zafeíri se  convirtieron en gemas azules las cuales se conocerian como zafiros. Los Smarágdi, cambiaron su apariencia en unas gemas de color verde que serían nombradas como esmeraldas. Por último los Diamánti más sabios se convirtieron en gemas  transparentes de gran valor conocidas como diamantes,  aunque los más jóvenes aún debían esperar un poco para poder pasar de ser unas rocas oscuras sin valor, a  unas hermosas joyas.
Y así, es como Gea, creó las piedras preciosas a  partir de los habitantes de la isla Kósmima, y como esa isla fue conocida por la gente de  la  antigüedad  como: La isla de las piedras preciosas.

Silvia E.G.H.
Cómo surgió el primer lobo



Durante una de las largas temporadas en las que el dios hindú Hivashi se encontraba meditando, el dios menor Kitrav planeaba como librarse de un trabajo tan nimio como era cuidar del gran dios mientras este meditaba o simplemente acompañarle a una batalla, únicamente para servirle de compañía o en caso de tener que transportarle, sin poder demostrar su poder y su valía.
Por lo que Kitrav comenzó a crear al compañero perfecto, con las características de Hivashi, al que se lo entregaría en cuanto acabase su meditación para que así este ocupase su puesto. Entonces él podría ser libre y crearse un lugar en el paraíso de los dioses, pero al ser tan perfeccionista ninguno de los animales que recreaba así como ninguno de los elementos naturales que utilizaba le parecían demasiado buenos, ni atractivos para un dios tan poderoso como Hivashi.
Al poco tiempo, consiguió crear al que posteriormente llamaría Idna, inspirándose en Birasu la gran vaca sagrada, utilizo la forma del toro para darle un poco de valor, pero Hivashi aún no había despertado por lo que tuvo que pasar más tiempo con Idna. Fue entonces cuando Kitrav comprendió que el toro que tanto trabajo y energía le había costado crear no serviría para acompañar a Hivashi porque no tenía suficiente fuerza, tampoco era capaz de defenderse a sí mismo por lo que tampoco sabría defender al dios si así fuese necesario, desde ese instante su ira contra Idna se hizo latente ya que le imponía castigos severos cada vez que no superaba una de sus difíciles pruebas.
Cuando Hivashi despertó, Idna estaba más que preparado para servir al dios, en cuanto este lo vio quiso que ese animal que transmitía tanto poder mientras él se encontraba meditando fuese su compañero, le pregunto a Kitrav que quería en recompensa por tan estupendo regalo, pero Kitrav se negó a aceptar nada de lo que este le ofrecía puesto que lo único que él quería era ganarse un lugar al lado de los dioses y eso era algo que ni el poderoso Hivashi podría lograr el solo.
Kitrav se encontraba desanimado, había empleado tanto poder y energía en todo el proceso de la creación de Idna que tardaría mucho tiempo en conseguir la fuerza necesaria para realizar una hazaña que lograra hacerlo conocido ante los otros dioses, lo que menos se esperaba era que no haría falta que realizara ninguna hazaña para acabar siendo conocido.

Se encontraba Kitrav en el paraíso de los dioses contando de nuevo, cómo se le había ocurrido la idea, cuál había sido el proceso y cuánto había tardado en crear a Idna, cuando llegó Kali, esposa de Hivashi, todavía furiosa por la difícil batalla que acababa de librar y por no haber podido saciar su sed de sangre. Al escuchar al dios menor contando la historia por enésima vez, volcó toda su furia contra él y diciéndole “cualquier dios que merezca ser llamado así, sabe crear criaturas que sean útiles, no para librarse de sus tareas sino para ayudar a sus devotos, a la gente o a otros dioses, por lo mismo no entiendo cómo pudiste ganarte un lugar aquí, cuando no has hecho nada aún por la gente que te pide ayuda” le atacó lanzándolo por el aire, para después crear de la nada una criatura que se parecía mucho a los perros que poseían las personas para que les ayudaran en el campo o en cualquiera de sus tareas, pero si te fijabas unos segundos te dabas cuenta que se parecían en la forma del cuerpo nada más, estas criaturas eras fieras, temibles, agresivas y tan sanguinarias como las mismísima Kali.
“Será temido por todos, feroz, violento, agresivo, tramposo, astuto, fuerte, valiente y voraz pese a esto también será inteligente, generoso, compasivo, resistente, familiar, amistoso y leal pero al mismo tiempo será tan libre como lo soy yo, libre por encima de todas las cosas”.



Guacimara Cabrera Cabello..
El mito de los sueños
Resultado de imagen de sueños

Personajes: El dios Indocar, la diosa Humanidad, el joven Zeblack, demás dioses y humanos.
Época: Antes de la existencia del fuego, el día o la noche
Lugar: En  el mundo.

Antes de que existiera el fuego, el día o la noche, los dioses decidieron crear a un ser casi a su misma semejanza, un ser que podía sentir y padecer, que podía ver y hablar, y que caminaba y saltaba, a ese ser el dios Indocar decidió llamarlo humano haciendo un homenaje a su  hermana pequeña Humanidad.
Indocar dios supremo de todo, no concedió a los humanos, el fuego para calentarse o el día la noche, para despertar o descansar, pero sobre todo no les concedió, la imaginación, la creatividad o los sueños…
Una vez creado el día, la noche y el fuego el humano podía vivir tranquilamente y esperar la muerte vecina.
Una noche  Humanidad, bajo de los cielos, para ver la creación del hermano, vio a todos los humanos, despiertos, junto al fuego, cansados y demacrados. Sorprendida de lo que veía, decidió acercarse, cálida y gentilmente a un niño que estaba creando un artefacto que lo iba a utilizar para cazar, lo llamo arco.Resultado de imagen de sueños
La joven muchacha se quedó perpleja al ver que el niño estaba creando, e imaginando, ya que ella le había insistido al hermano de que les diera los sueños, el cual le dio una negativa rotunda, entonces como es que tenía esa capacidad.
Decidida fue a preguntarle, como es que tenía la capacidad de crear y de imaginar, y también quería saber si podía soñar, cuando Humanidad le transmitió todas sus cuestiones al pequeño, este le confeso que se fue a la cueva de las mil montañas, y a la diosa que vivía en ella y protegía a los sueños, y la imaginación… se los robo.
Justo en ese momento Humanidad siente que algo no iba bien en el mundo de los dioses así que asciende para encontrarse con Indocar, cuando lo encontró en la sal principal del palacio con los demás dioses, se percató de que la llamada de urgencia era por el robo de los sueños.
Tras días y noches de discusión, y de búsqueda, dieron con el joven ladronzuelo; Indocar furioso le iba a dar un castigo ejemplar. Pero la hermana para salvar al pequeño dice que ella es la ladrona de los sueños y que se los entrego a los humanos, para que pudieran soñar, con sus amados o amadas, para tener pesadillas, para que pudieran sentir y padecer, como ellos sentían y padecían; el hermano muy disgustado y decepcionado, y además presionado por los demás dioses tuvo que castigar a su hermana de una forma vil y cruel, aunque era con todo el dolor de su alma.
La joven no aguanto, era débil, por lo tanto murió. El pequeño Zeblack que era como se llamaba nuestro protagonista, al enterarse de lo sucedido, se fue a dormir, y deseando con todas sus fuerzas, soñó con la 
joven y dulce diosa de la humanidad.Resultado de imagen de sueños
Juntando ambos poderes el de la diosa y el del niño, consiguieron dar al resto de los humanos, los sueños, para que así la muerte de la diosa no fuera en vano.


Enelis N. D.L.
LA BONDAD DEL FUEGO


Vera.png

Época: 1100 a.c.


Personajes:  


-Vera: Divinidad de la justicia y espíritu del fuego, representa la creación sobre el caos. Aparece en la forma de una gran ave con plumaje crema e intensos ojos oscuros.


-Ares: Dios olímpico de la guerra, representando la brutalidad y la violencia.


-Physis: Regidora de las leyes que organizan el Cosmos. (Únicamente mención)

Lugar: Antigua Grecia.


Qué explica: La creación de una nueva humanidad (la actual) con características positivas y la fertilidad de los campos.



Hace mucho tiempo, también existían seres humanos, pero estos, eran diferentes a nosotros.


Así como en otras especies animales, prevalecía la supervivencia. Eran egoístas, crueles y carecían en su mayoría de empatía. Los hombres hacían lo necesario para garantizar el bienestar propio, pues era lo importante, por encima de todo lo demás. Persuadían, engañaban, robaban, asesinaban… Acciones en cierta medida aceptables. Mas lo verdaderamente preocupante era que no sentían remordimiento alguno, impidiéndoles advertir las inmoralidades que cometían.


Sin embargo, entre los desalmados, de vez en cuando aparecían humanos diferentes, capaces de sentir más que meras emociones primarias. Este fenómeno llamaba la atención de los dioses. Algunos mostraban simpatía por ellos, otros desprecio, ya que dichas criaturas se desviaban del patrón característico. Además estas personas, y como era de esperar, tenían numerosos problemas para adaptarse a su cruel entorno. Morían a manos de otros, eran maltratados, humillados y utilizados, mientras ellos no eran capaces de defenderse.


Los dioses discutían acerca del tema, ¿debían permitir la existencia de estos hombres? ¿exterminar a cada uno de ellos nada más nacer?


-Es obvio que sí. -Replicó Ares-. Estos humanos no sirven para nada. Carecen de valor, son débiles, se niegan a luchar. He visto a uno perdonar la vida a una lagartija… ¿Cómo un guerrero así podría ser capaz de matar a sus enemigos?


-Tal vez sean demasiado bondadosos… Mas ¿crees que los hombres crueles son mejor opción? -Respondió Vera con soberbia-. La mayoría de tus ¨guerreros¨ considera enemigo a cualquier criatura viviente que se interponga en su camino.


-Son osados y ambiciosos. -Dijo Ares realmente molesto al escuchar la verdad-.


-Temerarios y egoístas. -Le contradijo ella-. Debemos alcanzar un equilibrio. Humanos justos y piadosos que derramen sangre para proteger aquello que aman y desean. -Finalizó la conversación y emprendió el vuelo-.


Transcurrido cierto tiempo, Ares decidió actuar, decidido a moldear a su gusto la humanidad. Era tal la frustración que sentía por no estar en lo cierto, que él mismo bajó a la tierra a poner remedio. Primeramente, los humanos quedaron sorprendidos con su apariencia: portaba armas y no acaecía guerra alguna en ese lugar, era muy alto y robusto, más que cualquier otro soldado, el casco que llevaba dejaba ver algunos mechones de su ondulado cabello, y sus ojos castaños parecían llenos de vida, con lo cual, dudaron si realmente se trataba de un hombre mortal. El dios, tras permitir que lo contemplaran, procedió a capturar a todos los humanos benévolos, sin dejarse uno solo que pudiera transmitir sus genes.


Cuando Ares hubo terminado su tarea, llevó a los cautivos a una isla donde la tierra era infértil, en la que morirían por inanición. Pero, desafortunadamente para este, Vera lo vio mientras oteaba desde el cielo, pensando aún en soluciones justas. De inmediato, ella entendió lo que sucedía, y sin ser avistada por el señor de la guerra, regresó a Grecia.


Planeó en las alturas, contemplando el horror con su aguda vista. Ningún hombre era inocente, ninguno tenía piedad, ninguno mostraba buenos sentimientos. Vio como sufrían los más débiles, pero no sintió pena por ellos, pues si hubiesen tenido oportunidad, harían lo mismo que sus verdugos. Presenció también las dominación de los más fuertes, que si Physis se lo permitiera, apilarían los cadáveres de sus iguales para hacer una escalera al Olimpo. Vera meditó las posibilidades y llegó a una conclusión: La humanidad de Ares no podía coexistir con la suya.


Seguidamente, descendió para sobrevolar la polis, lanzando incandescentes llamaradas que carbonizaron a los habitantes por decenas, y no cesó hasta acabar con todos ellos. Cuando el dios retornó a Grecia, sólo encontró llamas y escombros. Encolerizado, partió en busca de Vera, mientras esta había conseguido huir a tiempo con dirección a la isla.


Una vez allí, la diosa le explicó a los humanos la tragedia sucedida. Ellos lo entendieron a la perfección, y se mostraron realmente agradecidos. Y a su vez, le contaron a Vera el gran problema que presentaba la isla, rogándole que pusiera solución, ya que, de no ser así morirían. Ella quedó horrorizada ante la idea, y comenzó a maquinar una respuesta. Sin embargo, Ares se presentó en el lugar, y acercándose sigilosamente, atravesó el cuerpo de Vera con su filo, sin darle tiempo siquiera para abrir las alas.


Oscura sangre brotó de la herida, manchando la tierra yerma. Los hombres contemplaron aterrados como el ave, aún con vida, caía suavemente sobre el suelo. Ares miró con odio a cada uno de ellos, y se retiró satisfecho con su venganza.


Vera esbozó una sonrisa, complacida, y cuando exhaló su último aliento, sus restos se tornaron en cenizas, que elevadas por el viento, colonizaron toda la isla. Y los humanos, quienes tenían corazón, lloraron su muerte, empapando la infértil tierra de lágrimas. Pero para sorpresa de todos, de lo que se había convertido ya en barro grisáceo, emergieron cientos de brotes buscando el calor del Sol, y fue así, como la isla se convirtió en un prolífico paraíso, donde los hombres compasivos y bondadosos desarrollaron una nueva civilización, la cual rápidamente se extendió por todo el planeta, rindiendo culto a la deidad ígnea que salvó sus vidas.


No quedó ni rastro de la humanidad soñada de Ares, pues el fuego de Vera había erradicado de la Tierra a las personas sin alma.

Naará L.P.
EL ORIGEN DE LA ESTUPIDEZ HUMANA
Stultitia: Protagonista principal, tiene el pelo moreno y sus ojos son negros.
Compia: Madre de Stultitia, tiene el pelo largo y oscuro y sus ojos son azules.
Electu: Padre de Stultitia, tiene el pelo rubio y sus ojos son grises.
Bestia de la estupidez: Animal alado, con garras y dientes como cuchillas, con tres colas  y pelaje corto anaranjado.
Lugar: Levia, capital de los Reycios.
Época: Cientos de eones atrás.
En el principio de los tiempos cuando el universo solo era Caos, todo estaba mezclado. No había un orden claro, las emociones y estados de ánimo se mezclaban las unas con las otras. No había un cielo y tierra definidos, solo oscuridad infinita. Pasado eones, todo obtuvo forma. Cielo y tierra estaban separados, cada animal era una especie diferente y los sentimientos eran claros. Solo quedo una cosa en el vacío del Cosmos. Una cualidad que no encajaba, la estupidez.
La estupidez, quedo apartada de todo lo terrenal por lo que la Tierra evolucionó rápidamente y sin problemas. La primera civilización que habitó la Tierra fueron los Reycios, hombres y mujeres demasiado inteligentes para dejarse llevar por el orgullo o la vanidad y la avaricia. Sus ciudades y pueblos no eran para tomárselos a broma, eran grandes con la mejor tecnología, porque nada les hacía fijarse en otras cosas que no fueran pensar en inventos y vivir plenamente. Una mañana en Levia, la ciudad más importante para los Reycios, nació Stultitia un niño con una capacidad un tanto extraña para los Reycios.
Desde pequeño, podía notarse en sus ojos que era diferente del resto. Hacía preguntas muy complejas para su edad y su curiosidad era excesiva. Muchas veces se quedaba mirando el cielo, ya fuera día o noche, y no apartaba sus ojos de él hasta que no podía aguantar más el dolor de sus irritados ojos. Cuando le preguntaban que miraba con tanta intensidad, él respondía con un simple nada. Esto no lo entendían los Reycios, es verdad que muchos miraban al cielo para pensar e inspirarse para avanzar en sus inventos pero hacerlo sin motivo no era normal.
Una noche mientras Stultitia miraba al cielo estrellado, sus padres Compia y Electu lo observaban mientras escrutaba el cielo.
-No entiendo que hace Electu-decía Compia a su marido, bastante preocupada.
-Yo tampoco Compia, pero ya sabes que de pequeños todos hacemos cosas raras.-decía Electu intentando calmarla-Dejemos que busque lo que esté buscando en las estrellas, pronto será mayor y se centrará en cosas importantes.-entonces cerró la puerta de la habitación de su hijo.
-Entiendo tu razonamiento Electu pero…Algo no me termina de encajar-su mirada fue de su marido a la puerta de la habitación de su hijo.
-Ya lo veremos, querida. Es hora de descansar-y fueron a dormir, aunque Compia no presentía nada bueno.
Los años fueron pasando, Stultitia creció hasta convertirse en un muchacho fuerte y decidido. Pero su curiosidad por nimiedades hacía que los Reycios no lo vieran con buenos ojos, pronto dejó de lado su razonamiento e inteligencia. Dejó de preguntarse cosas y todo lo hacía por autonomía, como un muñeco sin voluntad. Se dejaba llevar por los argumentos y opiniones de los demás, sin pensar si le satisfacían.  
Empezó a cometer temeridades, como infiltrarse en investigaciones importantes en avance tecnológico para robarlos y hacerlos públicos, cuando el castigo por ello era ser desterrado o la muerte. En el vacío del Cosmos, la estupidez empezó a ganar fuerza gracias a los actos de Stultitia y no fue hasta que causó la muerte de su madre, jugando con un invento que había robado, sabiendo que era un ama experimental, que la estupidez salió del vacío.
Esta se metió en el cuerpo de Stultitia transformándolo en una bestia alada con colmillos y agresiva. Una vez transformado, la bestia que era la estupidez en estado puro, empezó a masacrar a los Reycios haciendo que dejaran de pensar y dejándolos sin voluntad.
Cuando la estupidez acabo con todos y estuvo saciada, vago por el mundo devastado dejando su esencia por donde pasaba. Cuando recorrió toda la Tierra, dejó el cuerpo Stultitia y terminó por desperdigarse por el mundo. Este sin saber que había pasado, escribió en la tierra negra y sin vida de su ciudad.
Stultitia=Estupidez.
Desde entonces la estupidez nos ha ido gobernando cada vez más.
Lucía B.G.