martes, 30 de octubre de 2012

``EL LLANTO QUE PRECEDE A LA VIDA´´



                    ``EL LLANTO QUE PRECEDE A LA VIDA´´

EXPLICACIÓN DE:

¿Por qué los niños lloran o mueren al nacer?

PERSONAJES  Y DESCRIPCION:

     Yubixia.
Chica de no más de 20 años, de tez sonrosada, cabellos rojizos y unos grandes ojos color azabache.

  Arleen.
        Mujer de 30 años. Embarazada.

   Betzayda.
        Madre de Yubixia.

Nombre de los dioses:
  Zoe
         Eliseo
   Gabriel

ÉPOCA:

Año 999 a.C.

Hace mucho tiempo, en el año 999 a.C., había, en la actual Holanda, un pequeño pueblo llamado Plentyn. En esta reducida aldea, habitaban en torno a 25 personas y, entre ellas se encontraba una joven de no más de 20 años, de tez sonrosada, cabellos rojizos y unos grandes ojos color azabache.
Esta joven se llamaba Yubixia. Ayudaba a su madre con el parto de aquellas mujeres que estaban embarazadas y veía como aquellos bebes venían al mundo.

Todo comenzó una tarde de tormenta. Arleen empezó a notar los dolores propios del parto y se dirigió, como pudo, a la casa de la madre de Yubixia. La chica se encontraba tranquilamente en su minúsculo cuarto, sin saber lo que le deparaba. Después de aquel día, pensaría diferente sobre el trabajo que ejercía su madre. Arleen logra llegar a la cueva de  Betzayda, madre de Yubixia, y nada más entrar, pregunta a su hija por ella. La mala noticia pesó sobre su cuerpo, pues la matrona tardaría en llegar. Arleen no podía esperar y le pidió a Yubixia que la ayudara para que su hijo llegara al mundo. En el instante en el que por fin el niño salió de sus entrañas, Yubixia notó una irregularidad que no había percibido cuando realizaba la misma práctica con su madre. El pequeño niño no lloró al cortar el cordón umbilical, lo que significaba que el recién nacido había muerto. Yubixia no sabía qué hacer. Era la primera  vez que le sucedía algo así, pero no podía explicar el por qué de los hechos. No podía contarle a Arleen lo que acaba de acontecer, pues ni ella sabía lo que había ocurrido y tampoco era consciente de como le afectaría la situación a Arleen. En ese instante, llegó Betzayda y se encontró a su hija nerviosa y preocupa. Le preguntó que había sucedido en su ausencia y ella le contó la amarga tragedia que le quitaba la calma. Su madre quedó sorprendida, pero intentó negar la angustia que le amparaba, pues sabía que esto podía ocurrir. Yubixia no se tranquilizó ni por un momento y siempre le quedó la pregunta de ¿por qué mueren los niños al nacer? A la que se sumaba otra, ¿por qué lloran los niños al nacer?, cuestiones que, difícilmente, tenía una respuesta.

Pasado un largo tiempo, Yubixia y su madre se seguían dedicando a la misma labor. Lo que había ocurrido aquella noche, no volvió a suceder. Muy al contrario, posteriormente a la muerte de aquel pequeño ser vivo indefenso, vino consigo un crecimiento de la natalidad. Las de 25 personas que habitaban en el pueblo, en un principio, pasaron a ser casi el triple. Nunca intuyeron lo que les traía el provenir y, mucho menos, que lo que sucedería, les cambiaria la vida para siempre.

Una noche de verano, Yubixia y Arleen se hallaban en su pequeño hogar cocinando ricos pasteles. De pronto tocaron la puerta y al abrir, encontraron a una mujer a punto de dar a luz. Yubixia y Arleen prepararon todo rápidamente, y entonces, comenzó una terrible tormenta. No pudieron evitar recordar lo que, tiempo atrás, había sucedido, pero no se desesperaron, era imposible que volviera a ocurrir lo mismo. Tan imposible que la historia volvió a repetirse.

Días más tarde, Yubixia se sentía mal ante lo acontecido y empezó a pensar, nuevamente, el por qué de que los niños murieran o lloraran al nacer. Su explicación fue esta:

Todo comenzó en Prypiat, un lugar donde vivían muchos dioses, entre ellos, Eliseo y Zoe, un matrimonio que tan solo pudo concebir un bebé: Gabriel. Era el niño de los ojos de su madre, pues cuando nació, supuso para ella una profunda tranquilidad, que nunca antes había sentido. Se sentía orgullosa por haber tenido a aquel niño.

Cuando Gabriel cumplió sus dos años de vida, Zoe deseaba volver a ser madre y revivir esas emociones,  que sólo sintió durante el embarazo de su único hijo. Zoe quedó embarazada nuevamente. Estaba super feliz por volver a ser madre, pero comprobaba que durante su gestación, pocos niños nacían vivos, y los que lloraban, no lo hacía de un modo especial. Pasó el tiempo, y Zoe dio a luz a su preciado bebé. No lloraba, estaba muerto. La tristeza invadió su corazón, comenzó a llorar y las lágrimas cayeron a la Tierra en forma de grandes tormentas, que causaban la muerte de los niños que nacieran en esas noches. Sin embargo, Gabriel le brindaba alegría, y gracias a ello, los niños nacían vivos y lloraban de una forma enérgica.

Dos años más después, Zoe lo volvió a intentar. Logró otro hijo y entonces, reapareciendo los sentimientos que tuvo al nacer Gabriel. Podía transmitir a la Tierra su emoción; la tristeza cambió a la pasión por volver a hacer madre y lo canalizó a través del llanto de los bebés, ese sollozo enternecedor que avivaba a las madres al igual que a Zoe. Y, sin embargo, cuando Zoe no podía concebir de nuevo, la muerte tocaba a la puertas de los recién nacidos.

Los cuatro hijos que pudieron tener Zoe y Eliseo crecieron, formaron sus respectivas familias, proporcionaron nietos a Zoe, por los que ella sentía un profundo cariño. Nunca más volvió a morir un recién nacido. Gracias a esto, Zoe superó las pérdidas de sus hijos fallecidos. Solamente, la impregnaba un estado de bienestar.

Yubixia consideró una buena explicación a lo que le había ocurrido con aquellas mujeres durante los años, pero no podía entender por qué los niños seguían muriendo. La ilustración no concordaba con la realidad. La muerte de los recién llegados se producía en casos excepcionales, por falta de alimentación durante la gestación o por enfermedades que contraía bebé antes de nacer.


Autor: Mª Irenes T.P
                           2º Bachillerato B
                                                      2012-2013
Yubixia fue considerada una maldición por la gran cantidad de niños que había visto nacer muertos. La población no creía que la explicación fuera real, ni que el sentimiento de Zoe fuera tan grande como para influir en la vida de los hombres de la Tierra. Los años venideros, permitieron esclarecer que Yubixia no estaba excéntrica. Los ciudadanos recordaban lo que había sucedido, no tenían una causa que explicase la muerte de los niños y tampoco una explicación para el gimoteo tan agudo y tranquilizador de los, ahora, recién llegados.





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