miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL ORIGEN DEL ODIO

*Personajes:
-Kevin, el Portador del Odio
-Kael, hijo de Kevin, el sucesor del Odio

*Lugar de Desarrollo:
-R.F.C, Suroeste del  actual Sáhara Occidental
-Nain, actual Canadá
-Krak’Karov, actual Groenlandia

*Época:
9206 a.C

Hace muchos siglos, antes de que la humanidad irrumpiese e hiciese estragos en la Tierra, vivía una generación de criaturas prósperas e inteligentes llamadas los Onoomkoopbaar, que en una de sus muchas lenguas significaba incorruptos. Sus calles y ciudades eran muy modernas, con tecnología y riqueza tan grandes que pocos humanos actuales podríamos soñar con tener. Vivían con alegría y honestidad, resolviendo rápidamente cualquier amenaza para su paz.

Aunque eran completamente sabios y muy similares a nosotros, no perdían el tiempo en obsesionarse con los problemas, y nunca dejaban de sentirse felices. Su líder, Kevin, fue un el gran héroe del mayor de sus países en su tiempo, la R.F.C. Dejó su nación en manos de una república de ensueño bañada en una democracia pura y resplandeciente:

-La paz será eterna, no necesitarán más la sombra de un viejo tirano como yo, puede que incluso mi hijo Kael la gobierne mejor algún día.-hablaba para sí Kevin, en los yermos helados del frío norte encontraré la paz.

El viejo jefe de guerra vivió feliz en las tundras de Nadin mientras los onoomkoopbaar residían en su nación, la R.F.C. Lo que el anciano desconocía era que estaba a punto de cambiar la historia hacia un final fatal.

Un día mientras paseaba sobre la tundra, descubrió una antigua línea de ferrocarril, y se quedó observándola, orgulloso de los logros tecnológicos de su pueblo, hasta que escuchó un ruido ensordecedor. Se viró y comprobó que era una especie de tren pero, de alguna manera no se pudo apartar, poseía un foco enorme en su parte delantera que le dejó atónito y le atropelló, arrojándolo por el barranco.

Para su sorpresa seguía vivo pero, algo le cambió. No sentía miedo, tan solo dolor, no había tenido un final digno, estaba atrapado. Ahogado en su propia  impotencia de no poder fallecer, lanzó un enorme grito que hizo derretirse montañas de hielo. No era dolor, era algo más. No podía mover sus molidos brazos pero aporreaba el suelo glaciar mientras sangraba.

Entre lágrimas maldijo todo cuanto se podía maldecir. Unos onoomkoopbaar lo descubrieron y le llevaron a un enorme hospital, donde le reconstruyeron, incorporándole un enorme cuerpo metálico y una máscara para poder proteger su frágil cráneo magullado y alas en caso de no poder caminar con semejantes piernas biónicas.

Cuando se despertó rugió de nuevo por no haber muerto. Los médicos no le entendían y cuando se miró al espejo comenzó a aporrear a los médicos.
La armadura que tenía estaba inspirada en un animal único de la isla mayor de la R.F.C, un ave nocturno muy parecido al búho que se llamaba Odia. Su hasta entonces desconocido estado emocional hizo que la sangre le hirviese y que de sus manos brotasen rayos y truenos, con los que comenzó a destruir ciudades enteras en su misterioso frenesí. El gobierno comenzó a escandalizarse y enviaron guerreros de élite para eliminarle. Cuando Kael, su hijo, se enteró decidió hacer algo.  

Su padre estaba muy extraño, un nivel muchísimo superior que el enfado normal que tenía cualquier onoomkoopbaar. Averiguó que él solo invocaba tormentas para asolar el mundo, así que decidió sorprenderle en Krak’Karov, un lugar al que nadie se  atrevería a ir, un volcán gigantesco que escupía lava siempre que podía.

Pero cuando llegó descubrió algo más que tormentas eléctricas. Su padre estaba medio muerto, mientras unos extraños guerreros onoomkoopbaar con bastones aporreaban su cadáver.

-¡Soltádle malditos, fuera de aquí!- gritó Kael.

El grito de Kael fue más poderoso que el que un día tuviese su padre, tanto que cayeron con oídos sangrantes en el lecho yermo. Sin darse cuenta, el estado emocional de su padre se le estaba contagiando, y cuando se acercó a él, le dijo entre lágrimas:

-No sé que me ha pasado, he cambiado, y tú también. Esta nueva emoción hará que devastemos este mundo, pero aún hay una posibilidad-agonizó Kevin

-¿Cuál es padre? -preguntó nervioso Kael

-Al poseerla nosotros la contagiaremos. Este estado hace que se contagie de personas a otras, es como si fuese una enfermedad, debemos erradicarla-intentó disimular Kevin.

-¿Entonces ahora todos podremos tenerla?-se atrevió a preguntar aterrado Kael.

-Nuestras emociones son demasiado fuertes Kael, nuestro intelecto superior es nuestra perdición, las emociones nos dominarán a nosotros, pero no a esos simios.

El moribundo padre se refería a los simios, parecidos a los onoomkoopbaar, pero recubiertos de pelo, que vivían en las sabanas alimentándose de lo que podían, seres semi inteligentes.

-¿Cómo, entonces ellos…?-Kael fue interrumpido por su padre, quien le agarraba del cuello mientras acercaba su rostro al suyo.

-Ellos son el futuro, su falta de disciplina e inteligencia supondrá un tiempo mayor para evolucionar, pero no una catástrofe, ellos son como animales, tienen muchas emociones pero no tan desarrolladas, y  podrán dominar esta emoción y encerrarla en lo más recóndito de su alma. Pon tu mano sobre mí Kael, absorbe lo poco que queda de mí y lanza  una enorme tormenta que limpie este  mundo del mal.

Kael no entendía que era su responsabilidad asegurar el futuro del mundo, y cuando iba a llevarse a su padre para curarle, éste le agarró y le dió sus poderes, pero sobre todo, sus emociones. Ahora Kael lo entendió todo, la nueva emoción que acababa de acoger en su interior era como el fuego de un incendio. En lugar de rayos, notó como era fuego lo que salía de su interior, su piel se abrasaba desde dentro, y vapor rojo salía de su nariz.

Comprendió que su padre le había transferido el fin del mundo y se encontraba ahora en el interior de su ser, se acordó del burdo y amenazante aspecto de su máscara y, de entre todas las cosas que dijo mientras apretaba los puños, lo que más retumbó en el mundo fue:

-¡TE ODIO!

Y los onoomkoopbaar fueron bañados por esa terrible emoción y erradicaron de todo en su frenesí. Los simios contemplaron cómo los continentes cambiaban y los mares se abrían y se cerraban en torno a las emociones de los onoomkoopbar desatados. Los simios prosperamos y crecimos, encerrando a cal y canto el don de Kael en nuestro interior, ignorando el poder con el miedo a usarlo. Y tras el miedo, el olvido.
Kevin E.R.H. 2014-2015

7 comentarios:

  1. Muchas felicidades Kevin :D La redacción y los diálogos son muy buenos, la explicación es original a pesar de que el tema sea recurrente. Aunque eso sí, me hubiera gustado un poco más de explicación de la civilización de los Onoomkoopbaar, pero vamos, cuestión de gustos.

    PD: Soy un anónimo cuyo nombre empieza por Z.

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  2. La historia es bastante compleja y tiene buena base, no explicas solo el nacimiento del odio sino el de la humanidad actual, muy buen trabajo,

    PD: Soy un anónimo cuyo nombre empieza por C y que dispara arcoiris por los ojos,

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  3. La historia es buena. Los diálogos son buenos. En general esta muy bien. Quizás lo único es que me he perdido un poco a leerlo, pero eso es normal en mi. Enhorabuena.

    PS: Soy un hombre a una nariz pegado.

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  4. La historia esta muy bien redactada y de una forma interesante nos explicas como, según tu mito surgió el odio, desde un solo individuo a el resto del mundo.
    Muy bueno en mi opinión

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  5. Muy buen mito, con una idea realmente buena, creativo y original.

    PD: Soy Pandora reencarnada en el cuerpo de Ariadna

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  6. Almendra Cabello miranda24 de noviembre de 2014, 17:51

    Esta historia está bastante bien trabajada,es fácil de leer y con explicaciones adaptadas a la historia. Enhorabuena!

    PD: Soy una niña bajita, morena y de ojos achinados ♥

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  7. En primer lugar agradecerles a todos su opinión sobre mi mito. Reconozco que he sido un poco egocentrista con el protagonista, pero en un comienzo iba a ser un relato entero. Aún así de nuevo gracias, si hubiesen sido un poco críticos no hubiese pasado nada.
    PD: El autor

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